This is a quick post. On Sunday I took the kids to the library for their chess session. It was so much fun having Iker explaining to me how each piece moves:
Iker: Ok mum, here we go, these are the basics... this is a "peon"
Me: Oh you mean a "pawn"
Iker: Is it? I think daddy told me it was called peon
Me: Yes, that's in Spanish, love
Iker: Oh I see, silly daddy he forgot. So this pawn can move like this (shows me the move), and you have to remember in the first move it can go up to two places if you want.
Me: Really? Why is that?
Iker: Well, that's the way the game was made.
Me: And what is the purpose of the game?
Iker: (Rubs his chin with his left hand and enthusiastically replies) To have fun of course!
Me: Sure it is, silly me! But I mean, how does the game end?
Iker: Well, when the king can no longer move, that's when the game ends.
Me: And how can I do that?
Iker: Let me show you the basics, but remember, it is not only about eating pieces, it is about strategy.
Me: Ok!
And we went on and on for an hour. I really wanted to reach for my phone and start recording it all, but then I realised nobody else was holding a phone, everyone was in the "here and now", and I opted for the old fashioned experience. I paid full attention to my boy, I laughed at every single funny comment he made, I remember his gestures, his smile and above all, his joy in teaching mum how to play chess.
I don´t have a photo or a video to share, and I confess something inside me wishes I had recorded it, but then again there are experiences that are best kept that way.
Monday, 21 March 2016
Monday, 14 March 2016
Capital cultural al alcance de todos
Nuestro pequeño quiere aprender a tocar la banda sonora de Star Wars. En octubre de 2014 festejamos su cumpleaños con una vista muy especial a Londres, fuimos a un concierto de la Royal Philarmonic Orchestra, en el que interpretaron los temas más representativos de la obra de John Williams: Superman, ET, Indiana Jones, Harry Potter, Jurassic Park, La Lista de Shindler, Tiburón, y, por supuesto, Star Wars. Esa oportunidad fue única, todos disfrutamos del concierto y en particular los niños, se sentían en las nubes. Nosotros no podíamos contener nuestro asombro, ¿cuándo hubieramos imaginado que por £20 ibamos a presenciar un magnífico concierto en un recinto tan emblemático como el Royal Albert Hall?
![]() |
Iker orgulloso, sosteniento un flamante Stentor. |
Iker escucha música instrumental todo el tiempo, le gusta hacer como que dirige una orquesta, y hace música con cualquier objeto que encuentra, además de pasar casi todo el tiempo tarareando e inventando canciones. Cuando pidió lecciones de música, no podíamos decir que no, así que tomamos la oportunidad de inscribirlo a los cursos que una tutora ofrece en la escuela, no son parte del currículum y hay que pagar extra, pero no es un costo prohibitivo. Así pues, había que comprar el instrumento. Un violín para niño cuesta en promedio £120, uno bueno. Hace tres días fuimos al York Music Centre para alquilar un violín, de esa manera no nos pegaría tan fuerte el gasto de conseguir el instrumento. Al llegar al lugar nos atendieron muy amablemente, nos pidieron esperar unos minutos y mientras esperabamos vimos algunos rostros familiares, otros niños de la primaria a donde van mis hijos también estaban ahí, tomando algún curso de canto o música, niños corriendo de un lado a otro, cargando con sus instrumentos y apurados para pasar de una clase a otra. Finalmente trajeron el violín, un estuche impecable y dentro un flamante Stentor. Confirmaron que fuera del tamaño indicado para Iker y listo, firmé una forma en donde apuntaron mi nombre y dirección, no mostré identificación ni comprobante de domicilio, confiaron en mí. "Le llegará a su domicilio el recibo por £10 por cuatrimestre, podrá pagar en línea o puede enviar un cheque por correo". Tomamos el violín y nos fuimos a casa.
![]() |
Sesiones gratuitas de ajedrez para niños en York Explore |
Al día siguiente, domingo, fuimos a la biblioteca central a las sesiones gratuitas de ajedrez. A Iñaki le ha interesado jugar "ajédrex" desde que tenía 4 años. Confieso que yo no tengo ni idea de cómo se juega y la verdad no me apasiona la idea de aprender. Ru se sienta con él de vez en cuando, pero no es algo a lo que le dedique mucho tiempo, por eso consideramos que esta sería una buena oportunidad. No se trata únicamente de sentarse a jugar y ya, hay personas que se dedican a dar clases de ajedrez y están ahí de forma voluntaria para jugar con los niños y enseñarles tácticas. Han sido hasta ahora dos sesiones y han sido de gran aprendezaje para nuestro niño, porque no sólo está practicando las técnicas del juego, está aprendiendo a lidiar con la frustración de perder, está aprendiendo a ser paciente y no apresurarse, algo que le será de mucha utilidad en la vida, de esas lecciones que uno no aprende más que "a trancazos".
Mientras esperábamos a que Iñaki terminara de jugar, Iker y yo fuimos a la sala contigua, en donde la biblioteca tenía montado un "Book Sorter Challenge", un programa piloto de promoción de la lectura para niños mayores de 5 años. El programa alienta a leer textos de diferentes géneros, por cada libro que leen y reportan reciben una calca y al juntar las 10 diferentes calcas, podrán recibir un certificado de participación. Iker se inscribió y en ese mismo momento se sentó a leer un cuentito escrito en verso, que le valió para recibir su "sticker" de poesía. De ahí nos fuimos a la sección de libros para niños, para elegir los libros que le ayudarán a completar el reto. Iñaki también se inscribió y eligió sus libros, así que salimos de la biblioteca bien cargaditos y contentos. Por cierto, hoy Iker estrenó lentes y está muy contento porque ahora puede ver mejor y puede leer sin problemas. La semana pasada la maestra nos reportó que notaba su dificultad al intentar leer del pizarrón, tres días después tuvo su cita en la óptica y tres días más tarde ya estaban listos los dos pares de lentes, uno de esos pares con garantía por extravío o daños, todo esto cubierto por el NHS (National Health Service).
Me sorprende y admiro la facilidad con la que se puede formar capital cultural en Inglaterra, está al alcance de todos y el proceso está enmarcado por un sistema de confianza increíble. Que gran oportunidad, que gran lección. Quiero más de esto en mi país y para lograrlo debemos comenzar por nosotros mismos, desarrollando la honestidad, que a su vez fomenta la confianza, lo que facilita las transacciones de todo tipo y ayuda a que nuestra sociedad funcione mejor.
Monday, 7 March 2016
Un día de las madres diferente.
Hablemos de diferencias culturales. Este es mi quinto "día de las madres" en Inglaterra. A diferencia de los festejos en México, acá a las escuelas no les da por invertir horas en ensayos para un festival dedicado a las mamás, tampoco hay un elaborado trabajo artístico o manual que los niños entreguen a su madre como regalo especial, eso sí, en todos los años anteriores he recibido alguna linda tarjeta hecha por mis hijos en la escuela, con un sencillo y amoroso "Happy Mother's Day, I love you Mum." Por alguna razón, este año no han hecho nada. Y así, este es el quinto año en que no me entero de esos festejos de manteles largos a los que me acostrumbré de niña, con vestuarios elaborados (y en ocasiones caros) y ensayos eternos para que mamá se sintiera orgullosa de mí. Tampoco hubo un regalo hecho por mis hijos, como los que por 10 años yo hice para mi madre, desde el tercero de kinder hasta el tercer año de secundaria, regalos que me llevaron a aprender a bordar, a tejer, a hacer monerías de decoración que aún rondan por algún rincón de casa de mis padres (o quizá en la casa de los abuelos). De eso aquí no hay nada de nada.
Recuerdo que en mi primer día de las madres en Inglaterra, aprovechando los descuentos que las tiendas departamentales ofrecen en las fechas, me colgué del festejo como excusa para comprar un procesador de alimentos que se ha convertido en uno de mis mejores aliados. Como los anuncios de electrodomésticos de los años 50, me saqué una foto de mamá feliz recibiendo su cajota con un aparatito que prometía facilitar mis labores en la cocina y que ha cumplido fielmente su misión en los últimos cinco años. El segundo festejo fue maravilloso, un día con mis hijos en el Castillo de Warwick. Aunque hizo un frío que no nos permitió disfrutar el paseo en las áreas de jardines, pasamos un día juntos, inolvidable. Del tercer año no recuerdo con claridad, será cuestión de echarme un clavado por los recuerdos para completar la lista de actividades que compartí con mis pequeños. El año pasado hicimos un día de campo en los jardines de la universidad, fue una tarde tranquila y enmarcada para mamá.
Golden Fleece, York |
Quizá a don Ru, mi marido, le hará gracia lo que aquí les voy a compartir: este año, de los festejos del día de las madres, me he encargado yo. Hace unas semanas compré una tarjeta de día de las madres, se la entregué a Ru el día anterior para que se la diera a los niños, así ellos podrían escribir algo para mí. El día anterior al festejo expresé mis ganas de comer un Giant Yorkshire Pudding en un pub de los que más disfruto aquí en York y en la mañana del día de las madres, mi marido dijo: "llama para hacer reservación", y así lo hice. Salimos contentos a las 12 del medio día, fuimos a pie para disfrutar de una bonita caminata aderezada con fotografías, porque últimamente he estado repasando principios de foto, me propuse dejar a un lado el modo P y comenzar a tomar control sobre mis tomas, jugar con las especificaciones manuales de apertura, velocidad, y esas cosas de las que no sé y mejor ni hablo. Seguimos caminando, yo jugaba con mi cámara y disparaba fotografías de mis hijos y Ru, riendo y brincando por las calles de York. Llegamos al pub, ordenamos nuestra comida, nos pedimos una ale y nos sentamos a disfrutar de una rica comida. Le pedí a Ru que me sacara algunas fotografías, porque rara vez salgo yo en las fotos. Sabe lo disgustada que soy, tómala de nuevo, no sale bien, cuida la composición, está fuera de foco, etc, etc, lo reconozco, soy muy latosa. Terminamos de comer y nos fuimos a la biblioteca central, porque los niños querían participar en una sesión de ajedrez que ahí se organiza semanalmente. Mientras ellos jugaban, y Ru los cuidaba, yo me fui a buscar libros de fotografía y aprendí uno que otro nuevo tip, entre ellos sobre el uso de los filtros polarizadores (creo que Ru tiene planeado comprarme uno como regalo del día de las madres, me imagino que en la fecha del festejo en México...¿será?). Bueno, después del ajedrez regresamos caminando por el centro, paramos en una librería para que los niños intercambiaran los tokens de libro gratis que reciben por los festejos del "World Book Day". Seguimos caminando, nos topamos con un vendedor ambulante que rápidamente persuade a Iñaki de comprarle una flautita hecha de bambú, de esas que producen un sonido similar al canto de un pajarito... Iker pidió el suyo y su hermano, generosamente, pagó los dos. Muy felices ellos con su bamú, siguieron caminando. Unos cuantos pasos más adelante, pasamos frente a una tienda departamental les dije que me dieran 5 minutos para ver algo, Ru dijo que también quería ir, para ver si encontraba unos jeans para él. Esos 5 minutos se convirtieron en 30, entramos juntos y salimos con una bufanda que yo elegí. Fui a la caja con la bufanda, le di el dinero a Iñaki, el mayor, le dije "falta una libra, complétamelo con tú dinero por favor", con gusto lo hizo, sin pensar para quién era esa bufanda. Al principio pensó que era para él, pero le dije "¿crees que me quedaría a mí?, contento dijo que sí y entonces se le ocurrió decir "ah, es tu regalo del día de las madres", a lo que contesté ¡perfecto, muchas gracias! Nos dirigimos a la sección de pastelería de Marks and Spencer, compramos un pastelito de chocolate y unos profiteroles, al estar en las cajas vimos unos ramilletes de flores, entonces papá dijo "mira, estas son de las que te gustan", "sí, tráete uno", y así pues las flores terminaron en la bolsa de las compras. Nos fuimos contentos caminando a casa, al llegar los niños prepararon la mesa, sacamos el pastelito, Iker, el más pequeño, trajo unas velas, porque había que festejar el día de las madres. Nos pusimos todos las pijamas, así nos gusta andar en casa, siempre en pijamas. Llegaron las velitas, sacamos la foto, "mordida, mordida" y claro, sólo le di mordida a la rebanada en mi plato. Tomamos café y leche, platicamos, reímos, y cuando terminaron su pastel, se pusieron a jugar ajedrez. Yo subí a sentarme frente a la computadora, a ver las fotos que había sacado en el día y a compartir algunas. "Celebrating Mother's Day", era la opción que me daba Facebook, y contenta la tomé y escribí: Cuddles and kisses to start the day. Lunch at my favorite pub, a walk in town, chess time for the boys while mum reads about photography in the library. A scarf, a card, daffodils, coffee and profiteroles at home. I couldn't ask for more."
No me apena compartir aquí cómo fue que se generaron esos lindos detalles para festejar un día de las madres, para mí no se trata de "aparentar" tener una vida, se trata de generar los momentos que uno quiere vivir, de disfrutarlos y de enseñarle a los hijos que dar es igual de maravilloso que recibir. Feliz día de las madres, para mí.
Monday, 29 February 2016
Sobre la Justicia Social
Te invito a que hagas un recuento de los logros que has acumulado en tu vida. Puede ser algún grado escolar, algún viaje, la habilidad de comunicarte en otra lengua, los conocimientos adquiridos para usar cualquier cantidad de aparatos electrónicos. Podríamos contar tus ideas, tus contribuciones intelectuales, tus proyectos o tus planes de negocio. También puedes considerar la acumulación de bienes, tu casa, tu auto, incluso la ropa que llevas puesta, o quizá quieras considerar el haberte recuperado de alguna enfermedad de consideración, gracias al acceso a tratamiento médico de manera oportuna. Ahora hagamos un ejercicio, vamos a regresar en el tiempo al día de tu nacimiento, pero esta vez, imagina que has nacido en Cochoapa el Grande, Guerrero, municipio que en el año 2006 fue considerado el más pobre y marginado de México (Wikipedia). Te pregunto, ¿qué oportunidades hubieras tenido para lograr lo que has logrado? Sigues siendo tú, pero ya no eres tú. El mismo ejercicio lo podríamos hacer cambiando otras características, como género, grupo étnico, clase social, ¿qué tan similar sería tu historia?
Si volteamos a nuestro derredor, encontraremos a otros en mejor o peor situación que la nuestra y en algún momento quizá nos detendremos a decir: "que afortunados somos". Pero aceptar que en la vida las cosas funcionen así, por golpe de suerte, y no hacer nada al respecto, es ver pasar ante nuestros ojos las consecuencias de un cruel juego de azar. Si las oportunidades de acceso a una buena educación, a la salud, a tener una vida digna, al trato igualitario, se determinan por factores que están fuera del alcance de cada uno, ¿cómo esperar que se generen esas oportunidades dados mi origen y factores individuales? Aquí entra el tema de la justicia social, un esfuerzo por la igualdad de oportunidades fomentado por medio de organismos e instituciones, por individuos interesados en promover una sociedad en la que las aspiraciones y los logros de las personas no están determinados por barreras sobre las que los individuos no tienen inferencia.
En el año 2007, la Asamblea General de las Naciones Unidas designó al 20 de febrero como el Día Mundial de la Justicia Social, como una oportunidad para promover las actividades que fomenten la dignidad humana, la convivencia pacífica y próspera. Según la ONU, los fundamentos de justicia social se defienden cada vez que se promueve la igualdad de género, se impulsan los derechos de los pueblos indígenas, se fomentan los derechos de los migrantes y refugiados en el mundo y se eliminan barreras por motivos de género, raza, etnia, religión, cultura o discapacidad.
En el tema de la educación, hay dos posibles maneras en las que vemos el tema de justicia social: desde la perspectiva pedagógica, promoviendo la educación para la justicia social, enseñando a los niños y jóvenes sobre temas de ciudadanía, de justicia, de igualdad y equidad; y desde la perspectiva de política educativa, fomentando el debate de paradigmas para generar oportunidades de educación para aquellos que de alguna manera son marginados o vienen de una situación de desventaja. Cuando la educación superior no da cabida a personas que, sin apoyo institucional no estarían en la educación superior, se sostiene un caracter elitista de la educación que no promueve la movilidad social, es decir, los que entran son los elegidos o más aptos, los otros, por mala fortuna, no han podido estar ahí, aunque quizá tengan "madera" para recibir una preparación universitaria, no tienen "buena estrella, más bien nacieron estrellados", como diría mi padre.
En un ejemplo que comparte Nathan W. Pyle, se presenta de manera simple la oportunidad de movilidad social, en donde "todos en el mundo tienen la oportunidad de llegar a ser ricos y pasar a formar parte de la clase alta, lo único que se requiere es lanzar un papel desde tu lugar y asegurarte que caiga a la cesta." La imagen es sencilla, los de adelante tienen una ventaja. Todos iniciamos nuestro camino desde una posición que "nos tocó" al nacer, es injusto que muchos en desventaja vean que sin importar cuánto intenten, generalmente no tendrán la oportunidad de estar mejor que los que van delante. Es un compromiso social que ellos también tengan acceso a las oportunidades y apoyo para sacar el mayor provecho de esas oportunidades. Una sociedad en las que no importa de donde vengas, sino lo que hagas con las oportunidades que se te ofrecen, es una sociedad justa, con mayores posibilidades de prosperar, ese es el mundo en el que yo elijo vivir.
Si volteamos a nuestro derredor, encontraremos a otros en mejor o peor situación que la nuestra y en algún momento quizá nos detendremos a decir: "que afortunados somos". Pero aceptar que en la vida las cosas funcionen así, por golpe de suerte, y no hacer nada al respecto, es ver pasar ante nuestros ojos las consecuencias de un cruel juego de azar. Si las oportunidades de acceso a una buena educación, a la salud, a tener una vida digna, al trato igualitario, se determinan por factores que están fuera del alcance de cada uno, ¿cómo esperar que se generen esas oportunidades dados mi origen y factores individuales? Aquí entra el tema de la justicia social, un esfuerzo por la igualdad de oportunidades fomentado por medio de organismos e instituciones, por individuos interesados en promover una sociedad en la que las aspiraciones y los logros de las personas no están determinados por barreras sobre las que los individuos no tienen inferencia.
En el año 2007, la Asamblea General de las Naciones Unidas designó al 20 de febrero como el Día Mundial de la Justicia Social, como una oportunidad para promover las actividades que fomenten la dignidad humana, la convivencia pacífica y próspera. Según la ONU, los fundamentos de justicia social se defienden cada vez que se promueve la igualdad de género, se impulsan los derechos de los pueblos indígenas, se fomentan los derechos de los migrantes y refugiados en el mundo y se eliminan barreras por motivos de género, raza, etnia, religión, cultura o discapacidad.
En el tema de la educación, hay dos posibles maneras en las que vemos el tema de justicia social: desde la perspectiva pedagógica, promoviendo la educación para la justicia social, enseñando a los niños y jóvenes sobre temas de ciudadanía, de justicia, de igualdad y equidad; y desde la perspectiva de política educativa, fomentando el debate de paradigmas para generar oportunidades de educación para aquellos que de alguna manera son marginados o vienen de una situación de desventaja. Cuando la educación superior no da cabida a personas que, sin apoyo institucional no estarían en la educación superior, se sostiene un caracter elitista de la educación que no promueve la movilidad social, es decir, los que entran son los elegidos o más aptos, los otros, por mala fortuna, no han podido estar ahí, aunque quizá tengan "madera" para recibir una preparación universitaria, no tienen "buena estrella, más bien nacieron estrellados", como diría mi padre.
![]() |
Imágen de Nathan W. Pyle |
Monday, 22 February 2016
¿De qué trata mi investigación?
Hoy quiero compartirte un poco sobre mi trabajo, ¿de qué va mi investigación? Pues verás, estoy en el tercer año de mi doctorado en educación en la Universidad de York. Lo que comenzó como un estudio sobre las aspiraciones para aprender una lengua extranjera y el impacto de los factores socioeconómicos en dichas aspiraciones, se convirtió en una de las empresas más fascinantes de mi carrera. Lo que hay detrás de mi trabajo es el cuestionamiento crítico de los paradigmas que rigen a la educación superior, promover la discusión sobre el papel que juegan las universidades en la promoción de la justicia social. Mi investigación explora las barreras que enfrentan los estudiantes universitarios en su proyecto de completar la carrera en la que se inscribieron. El contexto de mi estudio es una licenciatura que históricamente ha reportado un alto índice de deserción, de aproximadamente 60%. "Seriously?, no school would get away with those numbers in the UK" (¿en serio?, ninguna escuela podría pasársela así como si nada con esas cifras en el Reino Unido), es una de las primeras reacciones que escucho entre los que han asistido a las presentaciones en las que he participado.
Yo misma viví la experiencia de salirme de esa licenciatura. Cursaba el quinto semestre cuando tomé la decisión de irme. Le comuniqué mi inquietud a uno de mis profesores, sus palabras fueron: "yo creí que sí la ibas a hacer". Sé que su intención no era hacer daño, sin embargo sus palabras fijaron en mí la idea de que yo no era suficientemente inteligente para pertenecer ahí. Han pasado 21 años desde que me transferí a una licenciatura diferente, y en esos 21 años he visto casos de chicos y chicas que han enfrentado barreras para continuar sus estudios. Con el paso de los años adopté esa idea de que "así es, porque no todos tienen lo que se requiere para graduarse de esa carrera" y confieso que dejé de cuestionar muchas prácticas institucionales que trastocan profundamente la vida del estudiante. Si bien ahora estoy convencida de que la universidad no es necesariamente para todos, creo que si de verdad se busca abrir las puertas para pasar de una condición elite a una condición de masificación de la educación superior, debemos considerar con seriedad lo que implica recibir a estudiantes no tradicionales en las aulas universitarias.
¿Qué quieres decir con eso de estudiantes tradicionales, Mariana? Pues bien, ese término depende mucho del contexto en donde se aplique. Aquí en Inglaterra se considera estudiante tradicional a aquellos que llega a la universidad a los 18 años, se dedican a estudiar de tiempo completo, no tienen responsabilidades de mantener o cuidar a terceros ni contribuir al gasto familiar, en su familia alguien ya ha ido a la universidad, así que cuentan con información sobre lo que se espera de la experiencia universitaria y cuentan con un rico capital cultural. Son jóvenes privilegiados que pueden dedicar todo su tiempo a ser jóvenes estudiantes. Este es un caso ideal, pero dista de ser la realidad que viven la mayoría de los jóvenes universitarios. El estudiante mexicano en muchos casos viene directo de la preparatoria, sí, entra a la universidad a los 17 o 18 años, pero también los hay de veinte o más y aunque muchos llegan a la universidad siendo solteros y sin hijos, tienen el compromiso de contribuir a la economía familiar o de mantenerse a sí mismos, lo que implica una necesidad de trabajar. Cada vez son más los casos de chicos y chicas que son miembros de la primera generación en su familia en ir a la universidad, se adentran a un mundo desconocido y cuando las instituciones no están preparadas para recibir a estudiantes que enfrentan esa invisible desventaja, pronto se cobra la factura, reflejada en dificultades de integración académica y social, rezago escolar e incluso la deserción.
En países como Inglaterra y Estados Unidos, los jóvenes tienen acceso a créditos con los que cubren la colegiatura y su manutención, con lo que pueden dedicar sus años de estudiantes a ser estudiantes, aunque dichos programas tiene sus bemoles. No hablemos de casos como Dinamarca, en donde el estado cubre el costo de la educación universitaria y de los gastos de manutención, es decir, les pagan para ir a la universidad. En México hay becas, sí, pero en muchas instituciones se asignan condicionadas a un alto rendimiento académico... ¿y cómo van a competir los estudiantes en desventaja que tienen que trabajar para cumplir con sus responsabilidades, que no cuentan con el mismo capital tanto económico, social como cultural, para cumplir con sus deberes escolares con resultados de excelencia? Los apoyos económicos para la educación pública son limitados, apenas ayudan a cubrir algunos gastos del día a día, eso aunado a los procesos de asignación que en ocasiones benefician a los que saben las reglas del juego de las becas y no necesariamente a los que más las necesitan, produce una situación de injusticia social desgarradora que muchos estudiantes sufren silenciosamente en instituciones en donde "no se puede ayudar a todos" es la respuesta frecuente.
Las dificultades económicas representan el caso más conocido de barreras a la participación en la educación, pero mi estudio va más allá de los dineros. Además de lo económico, exploro aspectos relacionados con las prácticas institucionales, la transición de preparatoria a universidad, la influencia de los compañeros en el desempeño académico y el impacto de la interacción (o falta de) con los profesores. Observo con peculiar atención las diferencias entre estudiantes tradicionales y los no tradicionales, el factor de género va emergiendo junto con una fuerte tendencia a temas de salud mental y bienestar de los estudiantes (que en México poco se menciona y que es de gran relevancia en el ámbito de la educación superior en Inglaterra, por mencionar un ejemplo). Por supuesto que en este tema de la experiencia de ser estudiante universitario está el papel que desempeña el personal docente y a ellos los incluí también en mi estudio, y aunque no voy a profundidad con sus percepciones, sí hago una exploración inicial de lo que ellos consideran que las instituciones pueden y deben hacer respecto a este fenómeno.
Esta es una probadita de lo que hago, a lo que le he dedicado mis días y noches en los últimos tres años. Estoy agradecida por el apoyo de todos los que contestaron mis encuestas y los que me compartieron sus experiencias, sus voces me han acompañado en interminables horas de análisis. Apenas comienza la parte más demandante, la etapa de análisis ya va tomando color. Cada vez que leo y releo sus testimonios me vuelven las emociones que despertaron en su momento las conversaciones: tristeza y felicidad, rabia y algarabía, las injusticias, las incongruencias, los aciertos, los apoyos fundamentales, de todo hay y confieso que es agotador pasar por ese sube y baja de emociones, pero me apasiona mi investigación, me parece necesaria, me siento agradecida por tener la oportunidad de dedicarme a explorar y traer a la luz un tema que por tantos años ha sido relegado. Confío en que mi esfuerzo se refleje en una mejora en la experiencia del estudiante, en las prácticas de los profesores y la institución, que la evidencia sirva para diseñar políticas educativas. Ojalá que mi trabajo encuentre tierra fértil, porque no soy ilusa, hablar de un cambio de paradigmas es hablar de un proceso que requiere de persistencia, esfuerzo, voluntad y de vocación por el bello proceso de enseñanza-aprendizaje.

¿Qué quieres decir con eso de estudiantes tradicionales, Mariana? Pues bien, ese término depende mucho del contexto en donde se aplique. Aquí en Inglaterra se considera estudiante tradicional a aquellos que llega a la universidad a los 18 años, se dedican a estudiar de tiempo completo, no tienen responsabilidades de mantener o cuidar a terceros ni contribuir al gasto familiar, en su familia alguien ya ha ido a la universidad, así que cuentan con información sobre lo que se espera de la experiencia universitaria y cuentan con un rico capital cultural. Son jóvenes privilegiados que pueden dedicar todo su tiempo a ser jóvenes estudiantes. Este es un caso ideal, pero dista de ser la realidad que viven la mayoría de los jóvenes universitarios. El estudiante mexicano en muchos casos viene directo de la preparatoria, sí, entra a la universidad a los 17 o 18 años, pero también los hay de veinte o más y aunque muchos llegan a la universidad siendo solteros y sin hijos, tienen el compromiso de contribuir a la economía familiar o de mantenerse a sí mismos, lo que implica una necesidad de trabajar. Cada vez son más los casos de chicos y chicas que son miembros de la primera generación en su familia en ir a la universidad, se adentran a un mundo desconocido y cuando las instituciones no están preparadas para recibir a estudiantes que enfrentan esa invisible desventaja, pronto se cobra la factura, reflejada en dificultades de integración académica y social, rezago escolar e incluso la deserción.
En países como Inglaterra y Estados Unidos, los jóvenes tienen acceso a créditos con los que cubren la colegiatura y su manutención, con lo que pueden dedicar sus años de estudiantes a ser estudiantes, aunque dichos programas tiene sus bemoles. No hablemos de casos como Dinamarca, en donde el estado cubre el costo de la educación universitaria y de los gastos de manutención, es decir, les pagan para ir a la universidad. En México hay becas, sí, pero en muchas instituciones se asignan condicionadas a un alto rendimiento académico... ¿y cómo van a competir los estudiantes en desventaja que tienen que trabajar para cumplir con sus responsabilidades, que no cuentan con el mismo capital tanto económico, social como cultural, para cumplir con sus deberes escolares con resultados de excelencia? Los apoyos económicos para la educación pública son limitados, apenas ayudan a cubrir algunos gastos del día a día, eso aunado a los procesos de asignación que en ocasiones benefician a los que saben las reglas del juego de las becas y no necesariamente a los que más las necesitan, produce una situación de injusticia social desgarradora que muchos estudiantes sufren silenciosamente en instituciones en donde "no se puede ayudar a todos" es la respuesta frecuente.
Las dificultades económicas representan el caso más conocido de barreras a la participación en la educación, pero mi estudio va más allá de los dineros. Además de lo económico, exploro aspectos relacionados con las prácticas institucionales, la transición de preparatoria a universidad, la influencia de los compañeros en el desempeño académico y el impacto de la interacción (o falta de) con los profesores. Observo con peculiar atención las diferencias entre estudiantes tradicionales y los no tradicionales, el factor de género va emergiendo junto con una fuerte tendencia a temas de salud mental y bienestar de los estudiantes (que en México poco se menciona y que es de gran relevancia en el ámbito de la educación superior en Inglaterra, por mencionar un ejemplo). Por supuesto que en este tema de la experiencia de ser estudiante universitario está el papel que desempeña el personal docente y a ellos los incluí también en mi estudio, y aunque no voy a profundidad con sus percepciones, sí hago una exploración inicial de lo que ellos consideran que las instituciones pueden y deben hacer respecto a este fenómeno.
Esta es una probadita de lo que hago, a lo que le he dedicado mis días y noches en los últimos tres años. Estoy agradecida por el apoyo de todos los que contestaron mis encuestas y los que me compartieron sus experiencias, sus voces me han acompañado en interminables horas de análisis. Apenas comienza la parte más demandante, la etapa de análisis ya va tomando color. Cada vez que leo y releo sus testimonios me vuelven las emociones que despertaron en su momento las conversaciones: tristeza y felicidad, rabia y algarabía, las injusticias, las incongruencias, los aciertos, los apoyos fundamentales, de todo hay y confieso que es agotador pasar por ese sube y baja de emociones, pero me apasiona mi investigación, me parece necesaria, me siento agradecida por tener la oportunidad de dedicarme a explorar y traer a la luz un tema que por tantos años ha sido relegado. Confío en que mi esfuerzo se refleje en una mejora en la experiencia del estudiante, en las prácticas de los profesores y la institución, que la evidencia sirva para diseñar políticas educativas. Ojalá que mi trabajo encuentre tierra fértil, porque no soy ilusa, hablar de un cambio de paradigmas es hablar de un proceso que requiere de persistencia, esfuerzo, voluntad y de vocación por el bello proceso de enseñanza-aprendizaje.
Monday, 15 February 2016
La mejor / Greatest


Photos: Nicola Clements
Thursday, 27 September 2012
Subscribe to:
Posts (Atom)